La encontré tendida sobre la cama. Sus ojos se abrieron al cerrar la puerta de la habitación.
Desperté.
Mis ojos recorrieron parte del techo. Mi cuerpo estaba empapado en sudor.
Fijé la mirada en la barra que sostenía la cortina e inhalé todo el aire que mis pulmones podían soportar. El frío resplandor que emitía aquel tubo de metal me cegaba, pero no podía retirar la mirada y mientras mis labios se abrían para dejar salir el aire, noté su presencia.
Tendida sobre la cama, ocupando el mismo lugar que yo.
Desperté.
Mis ojos recorrieron parte del techo. Mi cuerpo estaba empapado en sudor.
Fijé la mirada en el crucifijo que colgaba de la pared e inhalé todo el aire que mis pulmones podían soportar. Cayó al suelo, estallando en mil pedazos y mientras mis labios se abrían para dejar salir el aire, noté su presencia.
Tendida sobre la cama, ocupando el mismo lugar que yo.
Desperté…